domingo, 30 de mayo de 2010

Historia de suspense: Reencuentro peligroso

He recibido una invitación para asistir a una reunión de antiguos amigos del instituto. No me interesan esas historias, pero uno de mis mejores camaradas de aquella época me pide que por favor acuda, tiene algo importante que contarme.
La cita es en un restaurante a las afueras de Madrid, estará reservado sólo para nosotros. Así que sin pensarlo demasiado, cuando llega la fecha ,compro un billete de tren y acudo al lugar.
Al llegar, nos recibe el dueño del local. Como es lógico los trece que somos, ( diez exalumnos y tres profesores ) nos dedicamos a saludarnos y a intentar reconocernos entre risas y bromas.
¡ Han pasado casi veinte años !.
Alguno de nosotros sirve bebidas y tomamos unos aperitivos fríos. Acabamos de caer en la cuenta que allí sólo estamos los trece amigos, no hay camareros y el dueño de aquello debió marcharse sin que nos diéramos cuenta.
- ¡ Bueno así tendremos más intimidad ! comentó alguien.
Muy cerca hay una imponente mesa preparada para un gran festín. Nos sentamos alrededor de ella. Cada lugar tiene escrito uno de nuestros nombres, así que nos colocamos en los sitios asignados. Con asombro, María comienza a medio leer una especie de mensaje que se forma al unir los trece papeles donde están escritos nuestros nombres. Callamos todos y prestamos atención : "Debéis resolver un misterio y así tal vez no muráis en este lugar " .
Nos miramos sonrientes, pero poco a poco, las sonrisas se tornan en dudas y las dudas dan paso al miedo. Corremos hacia puertas y ventanas y comprobamos que estamos encerrados, los móviles no funcionan y no hay línea telefónica. Intentamos serenarnos. Encontramos una nota en una de las mesas : " En vuestras manos tenéis la posibilidad de saber quién soy ".
Nos miramos unos a otros desconfiados y muy , muy asustados. Catalina la profesora de inglés toma el mando y pide tranquilidad.
- ¿Qué hemos tenido todos?.
Después de algún que otro sin sentido, Fermín cayó en la cuenta:
- Las invitaciones , dijo, la mía parecía una pieza de un puzzle.
Todos las habíamos llevado menos Lucía y Javier que... ¿ dónde estaba ?, había desaparecido. Nos entró el pánico. Pedro, el profesor de física, se puso muy nervioso y mandó que lo buscáramos por todo el establecimiento. Así lo hicimos, pero no obtuvimos resultados. De nuevo Catalina tomó las riendas:
- Unamos las piezas aunque falten dos.
Al ir formando el puzzle comenzó a vislumbrarse un rostro desdibujado era... " Pedro " gritamos todos a una.
Él sonreía dominando la situación pues sabía que nos tenía en su poder, éramos presas del pánico. Nos había llevado hasta allí, poco a poco había conseguido que nos fuéramos asustando, que desconfiáramos los unos de los otros y había hecho desaparecer a Javier. Nos quería matar pero ¿ por qué ?.
Hizo que nos sentáramos en torno a la mesa y nos contó una historia de la que ninguno éramos conscientes. En el viaje de fin de estudios los doce que allí estábamos citados, hicimos una fiesta y él no fue invitado. Esa era su verdad guardada durante años y de ella había ido formándose ese monstruo que ahora teníamos delante.
El siguiente paso era morir por aquella afrenta bebiendo un brebaje mortífero que él mismo había preparado y que teníamos delante de nosotros.
En ese justo momento entraron, rompiendo puertas y ventanas, unos cuantos policías que habían sido avisados por Javier que en un descuido de los doce había conseguido escapar por una ventanuca del piso superior.
Pedro, fue detenido y juzgado. Nosotros, los demás, decidimos comer juntos después de que todo aquello acabara, poniendo en claro todo lo ocurrido, comprendiendo entonces por qué llego tan pronto la policía, Javier es un poli.
Todo acabó bien, pero cada vez que lo recuerdo me recorre un escalofrío por todo mi cuerpo que me hace estar alerta en muchas situaciones cotidianas y pienso que si lo supiera el cabrón de Pedro se sonreiría, así que estas sensaciones no se las pienso contar a nadie.

sábado, 22 de mayo de 2010

Espiamos

No suelo ser muy curiosa, pero reconozco que hay algo que me pierde. Me encanta mirar a través de las rendijas de las puertas que dan acceso a los patios. Tras ellas se esconde un mundo mágico.
Hace poco, paseaba por San Roque y allí estaba esa majestuosa puerta de madera entreabierta. Olvidé qué hacia allí, me fui hacia ella y me puse a curiosear a través de la pequeña abertura.
Podía ver un patio porticado tras un pequeño zaguán. Parecía un espacio tranquilo, sosegado y lleno de innumerables fragancias. Estaba tan absorta que no me di cuenta que empujaba la puerta y se abría un poco más. Su planta era cuadrangular, en el centro una fuentecilla cuyo rumor formaba parte de ese entorno armonioso que creaba el agua, las plantas y sus aromas sensuales.
Todo parecía perfectamente colocado. A la derecha dos naranjos desprendían un cálido olor a azahar, tras ellos un buganvilla rosada se iba desparramando de forma delicada sobre una pared blanca. Al lado opuesto una imponente parra creaba la zona sombreada del patio, bajo la cual se hallaba una mesita con cuatro sillas de mimbre alrededor. Todo invitaba a sentarse allí, leer un buen libro y disfrutar de un sabroso café.
En las dos paredes del patio que yo podía ver, además de la buganvilla, colgaban macetas coloreadas de azul añil con geranios, azucenas, claveles, dalias y un sin fin de plantas más que yo no llegaba a reconocer.
Al cabo de no se cuánto tiempo oí la risa de una anciana que desde dentro llevaba, según me dijo, un buen rato llamándome. Cuando reaccioné María, que así se llama, me invitó a pasar e hizo realidad mi deseo.
Nos sentamos, tomamos café bajo la parra y pude descubrir las otras dos paredes que desde la calle no se veían y que por supuesto completaban la magia de aquel maravilloso patio andaluz.
Muy a menudo vuelvo a visitar a María y a ese cuidado espacio que es parte de ella y de su forma de entender la vida y me siento muy bien.

viernes, 21 de mayo de 2010

Con las palabras


Palabras problema : adversidad, indiferencia

Palabras refugio : mecedora, amistad

Palabras espía : locura, mar

Palabras jungla : política, moralidad

Palabras tobogán : risa, libertad, pasión.

Palabras para Julia de José Agustin Goytisolo ( voz del propio autor)

lunes, 17 de mayo de 2010

Habitación de hotel


Está un poco asustada. Tal vez cansada. Pero no por el futuro que le espera, sino por el deprimente pasado.Por vez primera, se siente libre y dueña de sus actos.

Siempre le dijeron que era una inútil. Que su lugar estaba en la casa haciendo las tareas. Cuidando primero a sus hermanos, luego a sus padres y por último si era capaz de cazar a algún tonto que la soportara, tendría que cuidarle y entregarse a él.

Por eso, porque no quería darle su vida a nadie, aprendió a leer sola y a escondidas. Por eso, por las noches, cuando todos dormían escuchaba un viejo transistor que tenía su abuelo en el desván. Por todo eso, sentía miedo todos los días, pues sabía que sus inquietudes no eran aceptables en una joven cristiana y de su clase.

Jamás pudo expresar sus deseos, ni dejar entrever que tenía necesidades y anhelos como los demás.

Pero había llegado el día. Hastiada de ser una persona a la que no se parecía en nada; hizo una pequeña maleta, tampoco tenía grandes cosas, y con unos pocos ahorros que había ido sisando a su padre y a su abuelo se marchó de noche de aquel odioso pueblo que la asfixiaba y dictaba su vida.

Primero cogió un autobús hasta Londres, donde alquiló una habitación en un modesto hotel para pasar un día hasta que llegara el momento de coger el tren que la llevaría a su anhelado futuro.

Tenía trabajo. Gracias a la radio supo que el mundo fuera del que ella conocía ofrecía vida a algunas mujeres. Y ella respondió a una de esas ofertas. Sería bibliotecaria en una linda ciudad del norte del país, que aunque no conocía había situado en el mapa.

Empezaba su nueva vida. Había dejado una nota, aunque no se la merecían, diciendo:"me marcho, no os preocupéis por mí. Voy a empezar a vivir".

Y ahí estaba en esa pequeña habitación comprobando el horario del tren que la llevaría a ...no lo sabía con exactitud, pero deseaba comprobarlo por sí misma.


miércoles, 12 de mayo de 2010

Oda a la merienda

Me evocas recuerdos de infancia,
momento del día especial.
Jugando en el patio, tal vez a saltar,
mi madre llamando, ¡hora de merendar!

Sentadas junto a la mesa,
olor de leche y de pan.
¡Quítame la nata, me sabe fatal!,
mamá sonriendo nos cuenta una historia
o nos pregunta la tabla de multiplicar.

Y cuando nos fuimos a la gran ciudad,
el ritual seguía presente a la hora de merendar.

jueves, 6 de mayo de 2010

Poema : El viento


Rugía ruidoso, rabioso, metiéndose por los recovecos.
Más al amanecer, amainó. Movíase de forma melosa.
Parecía paciente, postrado a sus pies.
Poseidón, el padre del mar pedía silencio.
Por eso él mecía mansamente las olas, moviendo sin murmullo las aguas.
Rozando tan sólo las rocas, respetando a su rey.

Cuando por fín el dios de los mares marchó,
el viento desató su furia y las olas bramaron alegres.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Comentario de un libro


Cometas en el cielo

Autor: Khaled Hosseini


Es uno de los últimos libros que he leído. Es una novela conmovedora, cuenta la historia de unos niños de clase diferente pero amigos, que viven en Kabul. Poco a poco la historia va transformando tanto a los protagonistas como la situación política del país. Aunque es bastante dura a veces, también es tierna y esperanzadora. Toca temas tan importantes como el amor, la culpa, el miedo, el compromiso, los celos, la amistad.
Se la he recomendado a varios amigos y amigas y les ha encantado, así que os la sugiero como posible lectura, deseo que os emocione tanto como a mí.

Greguerías


Los años nos arrugan, pero aún más nos arruga la vida.

El sexo como el café, intenso y a menudo.

El miedo es la censura de la vida.

Con una amiga lo negro, como poco se vuelve gris.

En algunas frases largas, la coma es la respiración asistida.