lunes, 28 de septiembre de 2009

El cuadro




Fui a la sala Júpiter. Allí resaltaba el gran lienzo de siniestros matices. Observé zancudos roedores tirando inmensos obuses, humanos narigudos jugando contra viejos elefantes bizcos, sobrecogedoras arañas quemando ociosos esqueletos, corpulentos bisontes apilando fardos de secas provisiones.

Recapitulé. Todo presentaba lo onírico, quería expresar recónditos temores en su mensaje. Acaso cada visión fuera extraña, rara.

Parecía zambullirme y navegar en dimensiones tenebrosas. Ya jadeante, nerviosa, vi X querubines luciendo mantos negros.

Kafkiano o real, esas sensaciones cubrieron aquella pintura.