
que era una mujer a una bombilla pegada.
Una nariz-bombilla andante
cara minúscula
y una gran esfera mayúscula
así se veía a nuestra caminante.
Esfera luminosa y parlante
esfera blanquecina en la oscuridad
y rojiza en la claridad
todo un espectáculo para los viandantes.
Pero toda esa luz y color
estallaban ante una difícil situación.
Ultimamente caminaba malhumorada
pues bombilla tras bombilla reponía
y todas rotas acababan.
Hasta que un día la luz se apagó
y entre tinieblas vagó y vagó.
Tiempo después algo oyó y todo cambió.
Eran risas y risas que la mecían entre caricias.
Sin saber cómo ni por qué
de nuevo a su cara la luz regresó
y pensó que tal vez esa era la solución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario