domingo, 14 de noviembre de 2010

Una nariz andante

Emulando a Quevedo os diré,
que era una mujer a una bombilla pegada.

Una nariz-bombilla andante
cara minúscula
y una gran esfera mayúscula
así se veía a nuestra caminante.

Esfera luminosa y parlante
esfera blanquecina en la oscuridad
y rojiza en la claridad
todo un espectáculo para los viandantes.

Pero toda esa luz y color
estallaban ante una difícil situación.

Ultimamente caminaba malhumorada
pues bombilla tras bombilla reponía
y todas rotas acababan.

Hasta que un día la luz se apagó
y entre tinieblas vagó y vagó.

Tiempo después algo oyó y todo cambió.
Eran risas y risas que la mecían entre caricias.

Sin saber cómo ni por qué
de nuevo a su cara la luz regresó
y pensó que tal vez esa era la solución.

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